martes, 24 de noviembre de 2020

¿Cómo afrontar las consecuencias de la incertidumbre? Unas pautas generales.

Vistas las respuestas a las preguntas formuladas en mis redes sociales, este tema era sin duda el primero que debía salir a la luz. Es bien sabido que actualmente hay una preocupación creciente por la situación actual... no sabemos que va a pasar en prácticamente ningún aspecto. Política, economía, salud, enseñanza... pilares de nuestra sociedad que actualmente tenemos en "stand by" y que hemos tenido que aprender a pasar "medio" por alto para poder continuar con nuestras vidas.

Hay personas que han perdido a sus seres queridos sin poder despedirse; profesionales de la salud que luchan con uñas y dientes, doblando turnos y casi sin recarga en sus propias pilas, en los hospitales y centros de salud; estudiantes que terminaron su curso en Junio  por videoconferencia, y que aún no saben que pasará con su curso actual; trabajadores que han perdido su empleo y comercios que están cerrando porque no pueden mantener las condiciones impuestas para hacer frente a la pandemia; y personas con problemas psicológicos que resultan estar más aislados (sí, aún era posible) por las medidas de restricción vigentes (sé que me dejo muchos dramas, pero si los nombro todos no termino).

Pero es imposible mantener a Pepito Grillo dormido todo el día, y no pensar de forma reiterada en esos asuntos. Para muchas personas ha supuesto muchos cambios, y muchos (por no decir todos) no sabemos los que nos supondrá. De entrada, cambios, incertidumbre sobre el futuro, inseguridad. Parece que el suelo que pisamos se mueve, que ya no tenemos nada seguro. 

En esta situación se hace vital el autocuidado psicológico (y a todos los niveles), la detección precoz y la ayuda, la cual muchas veces no pedimos. Ese cable del que nos gustaría tirar en muchas ocasiones pero con el que todavía hay mucho tabú. Ahora además se le añade la dificultad económica, sabiendo que existen muchas personas que no se lo pueden permitir de forma privada y no pudiendo acceder a salud mental de las instituciones públicas debido a su saturación.

El Sr. Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, ya vaticinó en una entrevista a El Mundo, que a nivel nacional habría un incremento mínimo del 20% en sintomatología ansiosa y depresiva, y un 25 % en trastornos del sueño. Creedme cuando os digo que este panorama ya está vigente a día de hoy, habiendo aumentado las consultas por estos motivos de forma exponencial desde el mes de febrero.

Por eso creo que es sumamente necesario el autocuidado, el estar atentos, protegernos y acudir a un profesional si lo consideramos oportuno, pero sin apurar. Recordad que no es más fuerte quién peor llega a una consulta, pero sí el que probablemente tardará más en superar su problemática. Para ello, y para que podáis llevar ese autocuidado psicológico de una forma más productiva, os explico cinco pautas que pueden ayudaros a nivel general:

1.- Identificar y comprender tus propias emociones. El miedo, el estrés y las preocupaciones constantes forman parte de lo esperado en una situación como la que vivimos, y optar por el bloqueo y la desconexión emocional puede resultar un buen mecanismo de defensa a corto plazo. Sin embargo, a medio y largo plazo únicamente conseguirá aumentar el malestar físico y psicológico. Hay que expresar esa emoción, dejar que salga y cumpla su finalidad. Vivirla, comprender su origen y emprender acciones para darles respuesta facilitaría la recuperación a un estado emocional más positivo.

2.- Evita la sobreinformación. Hay que conseguir encontrar el punto intermedio entre no saber nada y la obsesión de estar mirando de forma continua las noticias relacionadas con la situación, el virus, las posibles vacunas, los nuevos casos, el número de fallecidos, las medidas económicas, las sanitarias, las académicas... Llegar a este punto solo te llevará a un mayor estado de ansiedad y a una gran dificultad para desconectar de la crisis sanitaria. Lo óptimo es conocer lo estrictamente necesario dejando lo que no te beneficia al margen.


3.- Aunque sea difícil... intenta mantener una actitud positiva. Quizá es el punto más complicado porque es el menos "tangible", y además, pensar en positivo o leer mil frases motivadoras en tazas de Mr. Wonderful no sirve para nada. No obstante, hay un ejercicio que puede ayudar a salir del bucle de la negatividad. Puedes preguntarte cómo sería tu día de mañana si cambiaras tu mala actitud, si milagrosamente hubiera desaparecido durante la noche. ¿Qué cosas estarías haciendo para promover ese estado? El siguiente paso... ¡llevar a cabo esas cosas!

4.- Cuidar los hábitos de alimentación y sueño. Puede haber cambios sustanciales en tu alimentación y sueño al romper tu rutina y ritmos habituales. El acostumbrarse al teletrabajo (trabajando en el mismo sitio que duermes, comes y tienes tu tiempo de descanso), quedarte sin trabajo, doblar turnos, tener a tus hijos más horas en casa que antes, y mil cosas más, puede desorganizar tu vida totalmente. Por eso es fundamental mantener un horario y unas rutinas. Para ello os remito a mi post de Instagram y Facebook de 16 de marzo de 2020. Pronto lo publicaré en este blog con alguna que otra expansión, mientras tanto... aquí os dejo el enlace.

https://www.facebook.com/photo?fbid=2641157402775743&set=a.1423507291207433

5.- Practica ejercicio, relajación y / o respiración controlada. El estrés en esta situación aparece como respuesta del organismo a una situación que él considera una amenaza. Puede resultar muy útil practicar deporte (ahora que ya está permitido puedes ir al gimnasio, salir a andar, a correr o ponerte vídeos por youtube), ejercicios de relajación y / o ejercicios de respiración que ayuden a estabilizar el estado de ánimo liberando endorfinas y recuperando energía y serenidad. ¡Piensa siempre que mente y cuerpo están conectados!

Espero que estas pautas os ayuden a seguir adelante y adaptaros un poco más a la situación. Deciros que son pautas generales, y que poco a poco iremos ahondando en esa fastidiosa incertidumbre. Mientras tanto recordad que no sois robots ni tenéis que demostrar nada a nadie. ¡Tener un mal día es humano!